| Si usted está muy pendiente de esto, la mejor respuesta sería “no se haga un tatuaje”. El tatuaje no es sólo un adorno del cuerpo: es una marca permanente y ahí recae su particularidad. Es decir, si usted no está muy contento con la cuestión de la imposibilidad que presenta un tatuaje de ser removido, no está convencido del tatuaje mismo porque tatuaje es sinónimo de permanente. Sin embargo la respuesta es “sí, el tatuaje puede ser removido” |
Ya pasado el tiempo en que los tatuajes sólo podían ser removidos mediante un procedimiento quirúrgico, ahora los tatuajes pueden ser quitados con láser. El principal problema con el láser es que puede no llegar a remover completamente el tatuaje o que puede dejar cicatriz, pero también tiene complicaciones que resultan en una hiperpigmentación o hipopigmentación, oscurecimiento o aclaración de la zona tratada respectivamente. Si bien es cierto que algunos estudios de tatuaje ofrecen este servicio, lo mejor será consultar con un dermatólogo especializado en remoción de tatuajes para llevar adelante este procedimiento.
La remoción de tatuajes con láser consiste en la aplicación de este haz de luz sobre la zona tatuada arreglando el tipo de láser al tipo de tinta del dibujo y a su color. Generalmente, este proceso lleva varias sesiones y necesita de cuidados similares a los que se deben tener al tatuarse (no rascarse, no frotarse, lavarse y lubricarse la zona afectada). Según el caso, puede utilizarse anestesia local para el tratamiento auque esto depende mayormente del médico ya que el dolor que se experimenta no es tanto, es similar al dolor que se experimenta al tatuarse. El láser funciona disolviendo los pigmentos de la tinta que luego son eliminados por nuestro sistema inmune. Sin embargo, puede suceder que determinados colores, zonas o pigmentos del tatuaje no puedan ser removidos por el láser, o por lo menos, no en su totalidad. Cuando tenemos un tatuaje indeseable, el láser se presenta como una buena opción aunque muy costosa. Quien quiera desechar su tatuaje desagradable tiene también otras formas de hacerlo, algunas mejores que otras. Comenzaremos con la peor de todas: la abrasión con sal. Este método consiste en frotar con sal la zona tatuada e ir destruyendo las capas de piel pintada. Como usted habrá imaginado, esto es doloroso y deja horribles cicatrices. Luego podemos nombrar procedimientos más amigables: el estiramiento de la piel y el corte de la piel. El primero consiste en colocar una burbuja por debajo de la piel y al estar ésta lo suficientemente estirada por el paso del tiempo, cortar el excedente (que coincide con la parte tatuada) y unir nuevamente lo que ha quedado. La segunda técnica se trata de ir cortando pequeños fragmentos de tatuaje y permitir que la piel se regenere. Seguramente, se más conveniente la primera de estas dos técnicas porque deja menos cicatriz. Finalmente hallamos el procedimiento más popular: el ocultamiento o “cover-up”. Esta técnica no consiste en quitar el tatuaje de la piel sino en colocarle otro encima para ocultarlo. Esto se hace con mayor efectividad cuanto más pequeño sea el tatuaje y cuanto menos fuerte sea el color de la tinta que utiliza. Un buen artista logrará transformar completamente el antiguo tatuaje en uno que realmente se desee. Como una forma alternativa a la anterior podemos hablar del retoque: en resumen, es el revivir un tatuaje avivando sus colores y retocando sus contornos para que quede más prolijo. |